lunes, 22 de febrero de 2010

A Reyes

Querida Reyes:
Hoy ha sido un día muy triste, tu marcha nos parte el alma de dolor, mi hermano no sé cómo podrá sobrellevar tu perdida.
Sabes que tendrá que aprender a caminar sin ti, desde que te conoció, siempre estuvo asido a tu mano y a tu amor.
Me preocupa, por que no sé qué decirle, para mitigar su sufrimiento.
Tus hijos te extrañarán tanto que, a medida que el tiempo pase, te echarán más de menos; te lo digo por experiencia.
Nunca me despedí de un ser querido como contigo, tu cara serena y libre de dolor, de la Reyes que conocimos, estabas dormida, te besé y como siempre: ¡ adiós, cuñá !.
Todos los que te queremos estamos privados de tu ser, pero no de tu recuerdo en el corazón.
No me quito a tus padres de la mente, no sabes cómo lloran tu perdida, su imagen no se borrará de mi cabeza mientas viva, sentados juntos, cogidos de las manos, sin comprender el por qué Dios se lleva a su única hija.
Es el dolor más grande, por el que pueden pasar unos padres; la perdida de un hijo.
Son las cinco de la madrugada y lloro por ti y por mi hermano, tu marido no se lo cree está flotando en la nube, esa que parece que te sostiene, como si no fuera con uno y cuando te caes de ella y se ve la realidad, no se sabe como afrontar los hechos.
Durante tu enfermedad, tu gran preocupación eran tus padres, por lo solos que los dejarías, al faltar tú.
Ese lugar no lo puede reemplazar nadie, sabes que mi hermano estará con ellos.
Cuando tu marido llegue a vuestra casa y vea tus cosas sin tu calor, será cuando despierte de esta pesadilla, no, ¿pesadilla?; realidad.
Será el derrumbamiento. Te pido, por el amor que le tienes, que lo ayudes y protejas, a llevar su dolor por ti.
Hasta mañana, cuña. Te quiero.

1 comentario:

  1. Tu escrito me ha llegado a lo más profundo del alma, Pilar. Te manifiesto mis condolencias, extensivas a tu familia, es durísimo ese trance, que sólo el interés y cariño familiar puede hacer, relativamente, llevadera esta nueva etapa de la vida. Hablar de lo que nos atenaza nos proporciona un cierto alivio, es compartir.
    Un enorme abrazo.
    Mari Carmen.

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