viernes, 12 de marzo de 2010

Al hombre de mi corazón


Sé que Dios brilla en tu alma como tú en mi corazón.
Nunca me resignaré a estar sin tu amor .
Te amo, te amé y te amaré mientras mi cuerpo tenga un álo de vida.
Esta angustia de no tener tu amor me hace tanto daño.
Voy a enloquecer.¡ Señor,librame de este tormento!.
Tu ausencia es mi castigo;.
Te sueño, te extraño es imposible olvidarte, ni puedo, ni quiero, aunque lo intento.
Quererte así me trastorna y me turba
Dios, sálvame de este dolor y dame paz.
Amor mio, te necesito no lo ves, no puedo más estar sin ti, ni lo entiendo, ni lo comprendo.
Todo es tristeza en mi corazón que llora por ti.
¿Cómo puedo vivir sin tu amor?.
Mi unico consuelo y balsamo para mi espiritu herido, es que fuimos uno en cuerpo y alma, y tu amor me perteneció por entero como el mío es tuyo, te quiero.
Cuando volvamos a encontrarnos y seamos como nubes de polvo dorado bajo el firmamento seremos otra vez uno solo.
Te quiero hasta la eternidad.
Pilar

GINES, MI OTRO PUEBLO


Soy española, andaluza y sevillana, de Marchena nacida y de Gines adoptada, quiero hablar de este pueblo, mejor de su Semana Santa.
Todos mis hijos nacieron en esta tierra amada, quiero decirte Gines. Que tú, Cristo de la Veracruz, que un día cuando pasaste por mi casa se me puso el pelo de punta y se me saltaron las lágrimas.
Y cuando este pueblo sacó a su Virgen de los Dolores, ahora coronada, se llenaron de emoción los corazones de tus hijos que te aman.
El día que estuvistes en la barriada, en mi plaza, te pusimos alfombras y flores, brillastes más que el Sol aquella mañana.
¡Cómo luces el Viernes Santo!, bella y galana con manto, palio y saya, nada de todo esto te quita el dolor de tu alma, que lloras por tu hijo y Gines enjuga tus lágrimas.
Madre mía, cuando vas detrás de tu hijo por el dolor traspasada, ¡cuánta serena hermosura llena tu cara!.
Tu hijo, el de la Cruz, cuánto sufrió, qué pesada carga, pagó las culpas del mundo y a ti te agravian, ¿cómo se lleva esa pena que lacera el alma?.
Devuelves amor por dolor, ¿ qué madre perdona y calla?, y no le grita al cielo:
-¡ Es mi hijo de mis entrañas!.
Señora, ¿cómo pudistes aguantar tanta ignominia, tanta desgracia?. El dolor por un hijo no se compara con nada.
Tu hijo sufre por ti, por la humanidad que lo mata. En vez de pedir justicia,
" Perdonalos padre mio y acoge mi alma". Con su divina clemencia nos da a ti, madre adorada.
Yo le pregunto al mundo:
- Esta cuenta, ¿cuándo se salda?.
El eco me contesta:
- ¡Esta deuda nunca se salda!.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Con Todos los Colores


El mundo grita y nadie oye su voz.
Los mandatarios tienen en las orejas,
un tapón.
Para no escuchar al pueblo,
que gime su incomprensión.
Son voces que se lleva el viento y
aquí quedan los lamentos y el dolor.
Pueblo que sufres en silencio,
las injurias y la opresión.
Mientras haya hambre en el mundo,
no acabaran los ultrajes,
dando paso al amor.
Distintas costumbres, distinto color y un mismo deseo de Paz.

viernes, 5 de marzo de 2010

UNA ROSA


Había una vez un lejano país donde vivía un anciano rey, querido y respetado por su pueblo.
El rey estaba muy preocupado por el futuro de sus súbditos y de su hija, la princesa, cuando él muriera.
El monarca quería encontrar un esposo digno y un buen rey para su pueblo, ya que su hija la princesa era su única heredera.
La angustia del rey era tan grande, que esta preocupación le quitaba el sueño, pasando largas noches de vigilias, pensando que podría hacer para encontrar un buen marido para su hija y un gobernante justo y noble para su pueblo.
En esas noches de insomnio el rey tuvo una gran idea: ¡mandaré un bando por todos los lugares concediendo la mano de la princesa a aquel que le traiga el regalo que más le iguale en belleza y la próxima primavera, el elegido, se desposará con ella.
La voz corrió como el viento de reino en reino y al poco empezaron a llegar nobles y caballeros de todos los confines de la tierra.
Todos los aspirantes a la mano de la princesa, le ofrecieron los regalos mas fastuosos que nadie pueda imaginar, de oro y plata y magníficas piedras preciosas de gran valor.
Otros llegaban cargados de suntuosas telas de seda de oriente de fantásticos colores y esplendorosas porcelanas de China, otros regios mantos de tisú y alfombras maravillosas mágicas de Persia.
Pero nada de todo estos presentes magestuosos, agradaban al rey que veía en ellos solo cosas materiales de una gran opulencia, vanidad y presunción.
El rey no vio merecedor de su hija y su reino a ninguno de los aspirantes, les parecían que eran vanidosos, fatuos y arrogantes, el sólo quería un noble corazón que amara a su hija, la princesa, y un soberano justo para su reino.
Los días pasaban y la primavera estaba próxima, pero todo seguía igual y la preocupación del rey aumentaba día a día porque ni pretendientes ni regalos eran del agrado del monarca.
Pasado unos días, se presentó en el palacio un humilde labrador, portando una rosa,¡una sola rosa!, era esta tan hermosa, sus pétalos parecían terciopelo, su fragancia hechizadora, el embrujo de su aroma; hacía de ella la reina y señora de todas las rosas.
El campesino ofreció la rosa a la pricesa diciéndole:
- " Señora, sólo esta flor iguala a vuestra belleza, la he cultivado con todo mi corazón para vos".
El rey y la princesa se quedaron atónitos,¿ sólo una rosa, una rosa sola?. El rubor de la princesa fue tal que al rey no le pasó desapercibido. Notó que su hija quedó prendada del doncel que era gentil, sencible y esbelto como un junco de ribera.
En ese mismo momento, el rey comprendió que aquel campesino haría feliz a su hija y un buen gobernante para su pueblo. Cultivó la rosa pensando sólo en ella.
El rey, al instante, le concedió la mano de la princesa. Su corazón de padre y rey así se lo dictó y, con el mismo esmero y amor que puso en cultivar la rosa, sabía que cuidaría de su hija y de su pueblo, de todo lo que de verdad tenía valor y no de vanalidades.
Como prometió el rey, llegada la primavera, los esponsales se celebraron haciendo participes a todos de los grandes festejos que allí se hicieron.
La felicidad del rey era inmensa sabía que el futuro sería alagüeño, veía el amor a su alrededor, estaba satisfecho, por que donde hay cariño y respeto también reina la paz. Con el paso de los días el rey comprobó que su corazón no le había engañado.
Espero que mi cuento os haya gustado. Todas las cosas hechas con amor son mas valiosas que cualquier tesoro.

miércoles, 3 de marzo de 2010

TU BOCA


A la orilla de tu boca,
fui un día a beber.
Y tus labios me dijeron:
- "Bebe en ellos mujer".
A la orilla de tu boca,
fui a buscar el amor y
tus labios murmuraron:
- "Quiéreme, como te quiero yo".
En la orilla de tu boca
el amor encontré.
Y tus labios me dijeron;
- "¡Cómo te quiero mujer!"
En la orilla de tu boca,
¿Cuándo volverán mis
labios a beber?.
Pilar